¡Mambo, qué rico mambo! Cien años de Pérez Prado

FN/64/2017

La Fonoteca Nacional presenta, el audio restaurado del arreglo e interpretación de “El Rey del mambo” de Preludio op. 3 no. 2 en do sostenido menor para piano de Serguéi Rajmáninov.

Dámaso Pérez Prado

 

La Sección Especial dedicada al cubano nacionalizado mexicano será publicada a partir del 11 de diciembre, día de su natalicio en la página de la Fonoteca Nacional.

El 11 de diciembre de 1917, en la ciudad de Matanzas, Cuba, nació Dámaso Pérez Prado, “El Rey del mambo”. Un hombre que con su ingenio musical, marcó para siempre la historia rítmica latinoamericana.

Es por ello que la Fonoteca Nacional, salvaguarda de la riqueza sonora de nuestro país, se suma a los festejos por el centenario de su natalicio y se enorgullece en presentar a través de una Sección Especial, la cual incluye textos de especialistas y una selección de lo más representativo de su repertorio, una auténtica joya: La restauración de la grabación del Preludio op. 3 no. 2 en do sostenido menor para piano de Serguéi Rajmáninov, ejecutado en el muy particular estilo de Pérez Prado y su orquesta durante un concierto en el Teatro de la Ciudad en 1978. Se incluye además en el sitio, un video en que se muestra el proceso de restauración realizada por el área de Conservación y Documentación sonora de la Fonoteca Nacional, junto a una semblanza del compositor y director.

Creado a fines de los años 40, el mambo parece ser la banda sonora de la capital mexicana: la universidad, el politécnico, el barrio de la merced y sus taxistas, están todos retratados en las estrofas compuestas por Pérez Prado, quien en 1981 se nacionalizó mexicano. Es parte esencial de una época del cine nacional; lo interpretaron cantantes de nuestro país como María Victoria, Toña La Negra, María Luisa Landín y Tony Camargo; lo bailaron Tongolele, Tin Tan, Joaquín Pardavé e incluso las internacionales Silvana Mangano y Brigitte Bardot. Pérez Prado llegó a vivir a la Ciudad de México invitado por el cantante Kiko Mendive en 1948, y desde entonces y hasta su muerte en 1989, esta ciudad sería fuente de inspiración para “El Rey del mambo” que la inmortalizó con inolvidables temas como “El ruletero, Mambo Universitario, y Mambo del politécnico, por mencionar algunos, y en retribución, la capital mexicana lo sigue bailando y cantando, es decir celebrando, a cien años de su nacimiento.

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